"Madurez del hombre adulto: significa haber reencontrado la seriedad que de niño tenía al jugar". (Friedrich Nietzsche)

viernes, 8 de noviembre de 2013

Corrupción, auto-realización, cultura y aburrimiento (Parte I)


Desde hace ya bastante tiempo, en España, nos estamos acostumbrando a oír noticias referentes a la corrupción.Que si Bárcenas esto, que si Cospedal aquello... Tenemos a Urdangarín, el caso de los ERE en Andalucía, la trama Gürtel en su totalidad... En fin, y otras muchas cosas que, probablemente, nos queden por saber (o que quizás no conozcamos nunca).


La situación actual de crisis económica, ha aumentado, como es lógico, la sensibilidad respecto al tema de la corrupción. Una ciudadanía sana, no acepta nunca la corrupción, pero una ciudadanía que pasa penurias, lo tolera mucho peor, obviamente.


Sobre esto ya se ha dicho y escrito mucho. Cuando se quiere abordar con más profundidad este tipo de temas, suelen salir a la palestra, preguntas del tipo "¿Nos merecemos esta clase de dirigentes y altas esferas?" Hay quién dice que, un pueblo, siempre merece los gobernantes que tiene: se le presupone, a este pueblo, capacidad para desautorizar a quién no cree que le representa.


Sin embargo, no quiero indagar yo en este tema. Desde hace ya algún tiempo, le estoy dando vueltas a una idea. Y en los últimos días creo haberla clarificado. Mi pregunta es, ¿Por qué sucede la corrupción?


Una pregunta como ésta, no se puede esperar que tenga una respuesta única. Pero si acotamos los términos, quizás nos aproximemos.


Veamos. Para empezar: hay que definir que clase de corrupción acontece en España actualmente.


La mayor parte de la corrupción, por la cuál, la población se está "sulfurando" es una corrupción de tipo político. Así lo atestiguan multitud de casos.


Pues bien. Habrá que preguntarse porque sucede este tipo de corrupción. Yo tengo mi opinión, y eso es lo que quiero exponer.


Si se piensa en la mayoría de los casos de corrupción, las personas involucradas y que se han lucrado de ella, suelen tener sueldos que, si bien no suelen ser millonarios, no son nada desdeñables y están claramente por encima de la media ciudadana. Difícilmente encontraremos a ninguno que perciba unas rentas inferiores a 3.000 o 4.000 euros mensuales. De este modo, podemos descartar la necesidad extrema (entendiendo a ésta como la necesidad de cobijo y alimento) de los corruptos.



CC; Imagen de dominio público (fuente: www.clker.com)

El dinero tiene muchas formas de gastarse. Y a muchos niveles. ¿Cuántos casos habremos conocido de ricos que se han arruinado? Sin embargo, percibir una renta de 4.000 euros mensuales, te puede dar un tren de vida bastante aceptable. Sí, se me podrá decir que la gente rápido se acomoda y sí los gustos se sofistican, enseguida puedes gastarte ese dinero. Eso es cierto, pero sí nunca has tenido más que eso, y no has caído, aún, en la tentación de recibir nada más ilícitamente, es indudable que una renta de este tipo (más los privilegios muchas veces asociados a sus cargos públicos), da para vivir bastante bien.


Pero bien, el caso es que la corrupción sucede. Y no sucede por necesidad extrema. Con lo cuál, ¿es porque perciben poco dinero? ¿Menos del que se creen merecer?

Supongamos, que en vez de cobrar 4.000, cobraran 6.000, ¿Se acabaría el problema? Lo dudo, pues algunos corruptos ya percibían, legalmente, rentas superiores a ésta (renta neta, por supuesto). Bueno... Entonces, ¿Quizás con 10.000€ mensuales se arreglaría el problema? Lamentablemente, parece que tampoco. Algunos también cobraban rentas superiores a ésta.


No creo que sea cuestión de número. La corrupción sigue sucediendo. ¿Y por qué? Pues, quizás, la respuesta puede parecer obvia: porque para muchos, el dinero da la felicidad.


Podréis pensar que si, después de toda esta parrafada, mi conclusión es llegar a un tópico, no he conseguir aclarar mucho. Me voy a explicar.


El dinero es, sin duda, de vital importancia en nuestras vidas. Es el medio de nuestro sustento.  A través de él, conseguimos nuestro alojamiento (en propiedad o alquiler), conseguimos víveres, ropa... Con dinero pagamos nuestros medios de transporte, nuestros entretenimientos (libros, televisión, etc.) e, incluso, nuestra salud (medicamentos y demás). Eso está más que claro. Nadie lo duda. Todo el mundo lo sabe. Bien. El dinero como medio es una realidad incluso para el mayor de los anarquistas (otra cosa es que no le gustara que fuera así, pero, de facto, lo es).


El problema es cuando el dinero no es un medio para la obtención de algo, sino un fin en sí mismo. Así llegamos a los avaros. Los avaros son aquellas personas que, simplemente, disfrutan amasando dinero. Disfrutan teniendo más y más, aunque, quizás, nunca se gasten una buena parte de lo que obtienen. Es el placer que produce ver crecer un número. Por supuesto, existe una versión suavizada del deseo de obtener el dinero por sí mismo que consiste en irse creando "necesidades" cada vez más caras, para poder asistir a la ceremonia que consagra el poder del dinero y, así, justificar, en buena medida, el querer amasar más y más.


Pues bien, esta manera de entender el dinero como fin, aunque sólo sea en su versión "soft", es lo que lleva a los corruptos, a serlo.


Ahora, la pregunta es, ¿Por qué sucede esto?, ¿Es patológico?, ¿Es porque son más listos que nadie?, ¿Es inevitable que suceda?


Y en este caso, me alegra poder mandar un mensaje que, al menos parcialmente, esperanzador: sí, se puede evitar.


Alex Mesa

08-11-2013

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