"Madurez del hombre adulto: significa haber reencontrado la seriedad que de niño tenía al jugar". (Friedrich Nietzsche)

martes, 22 de enero de 2013

Doparse o mejorar


Hace mucho tiempo que pensaba en escribir este artículo o, más bien, en escribir algo acerca de esto. A propósito de la confesión de Lance Armstrong en la que confirmó la veracidad de las acusaciones sobre su dopping, creo que era buen momento para retomar la idea de escribir este artículo.

Empezaré por el principio: el dopaje es una lacra para el deporte. Así es considerado por todos, al menos. Va contra los principios mismos que, de alguna manera, consideramos todos que rigen el deporte. Y estos valores se deducen de las críticas feroces que el mismo Armstrong ha sufrido en los últimos días. Hasta ahí bien. Todo correcto. Pero, ¿qué significa doparse?, ¿qué es en realidad?, ¿donde ponemos el límite? Este tipo de preguntas pueden sonar extrañas e, incluso, absurdas pero, ciertamente, no lo son. Parece que en el caso del ciclismo, por ejemplo, que tan en boga está, sabemos señalar claramente: EPO, transfusiones...
No obstante, no siempre es tan fácil en otros deportes. Ni tan siquiera en el ciclismo.

Como parte de un anhelo de progreso que suele irradiar a la humanidad, ésta misma siempre ha buscado mejoras que le facilitaran su vida y las tareas que debe realizar (y, por ello, disponemos, por ejemplo, hoy en día de tantos electrodomésticos que nos simplifican tareas que, antes, eran más pesadas y requerían más tiempo). De toda esta ansía por mejorar, el deporte tampoco se ha visto excluido. Así, hemos inventado maquinas que nos ayudan a muscular nuestro cuerpo, dietas que nos permiten estar más fibrosos y ligeros... Pero, también, hemos diseñado bebidas y barritas energéticas, y también bebidas que van un punto más allá e inciden directamente en la mejora del rendimiento físico y, por tanto, deportivo... Buena parte de estos accesorios (dietas, maquinaria de musculación, bebidas...) suelen ser legales en muchos deportes y nadie hablaría de dopaje. Simplemente son ayudas, empujones con los que nos hemos familiarizado. Entonces, ¿cuando hablamos de dopaje?

A bote pronto, lo primero que se puede decir es que hay diferencias substanciales entre lo que la mayoría reconoce como dopaje y lo citado hasta el momento. Es cierto que hay algunas diferencias. Pero estas diferencias no remiten siempre a dos aspectos que,a mi modo de ver, suelen ser destacados como la diferencia entre el dopaje y lo que no es dopaje:

1) Se considera que algo es dopaje porque resta, en buena medida,  un principio elemental del deporte: el esfuerzo.

Si bien es cierto que todo tipo de mejora suele ir encaminado a eliminar o disminuir algún tipo de esfuerzo, también lo es que ninguna practica que se considere como dopaje, elimina el esfuerzo de ningún deporte aunque, quizás, lo atenúe. En el caso del ciclismo está claro: ningún ciclista gana sin esfuerzo por muchas ayudas ilícitas que tenga. No obstante, el punto central que legitima una reducción del esfuerzo tiene que ver con el 2º aspecto a tratar.

2) Se considera que algo es dopaje cuando su acceso no es universalizable, es decir, cuando la mayoría de deportistas de una disciplina no pueden acceder a esta mejora(normalmente porque es ilegal).

Estos 2 puntos suelen marcar, a mi modo de ver, la diferencia de percepción entre lo que es dopaje y lo que es implemente una ayuda. Y, especialmente, en el 2º aspecto creo que es comprensible esta postura. Por ejemplo, la filtración de plasma sanguíneo para ayudar a recuperarse de una lesión en un tiempo menor es algo que se permite en el Tenis, y no en otros deportes. No obstante, al tener acceso todos los deportistas de una misma disciplina, no se considera que eso sea dopaje pues es una mejora a la que todo el mundo tiene acceso. Pero, sin embargo, es indudable que esta práctica reducen en buena medida el esfuerzo de recuperación, simplifica las cosas. Por tanto, sobre el 1r aspecto, es decir, sobre la reducción del esfuerzo, no se puede decir que esto sea algo que que debamos considerar siempre pernicioso, pues, de hecho, no lo consideramos así (pernicioso) siempre.

En realidad, también hay diferencias que deberían alarmarnos y no lo hacen: por ejemplo, en fútbol (y también en otros deportes, claro está) el enorme presupuesto económico de clubes grandes como el FC. Barcelona, Real Madrid o Manchester United, por citar algunos, les hace estar dotados de mejores instalaciones para la preparación física, de doctores más consagrados, y de diferentes tipos de mejoras que ayudan significativamente a potenciar el rendimiento deportivo que otros clubs. Sin embargo, pese a que el acceso a esto no sea siempre universalizable, no solemos hablar de dopaje. Pues, también es cierto, la reducción de esfuerzos no significa la eliminación de los mismos y no quita méritos. En todo caso, no deberíamos exigir que estos clubes renunciaran a estas instalaciones y mejoras sino que todos pudieran tener acceso a figuras equivalentes con tal de poder competir en igualdad de condiciones pero no a la baja, sino al alza.

Michael Sandel escribe un poco sobre todo esto en su libro "Contra la perfección: la ética en la era de la ingeniería genética". Porque el tema de la ingeniería genética significará para el deporte, un paso más allá del dopaje o de la mejora. Y coincido con Sandel en que no nos debería preocupar tanto la mejora en sí misma que signifique la ingeniería genética (siempre y cuando salvaguardemos nuestra salud) como la desigualdad de acceso. Es decir, si unos individuos tienen acceso a las mejoras y otros no. He ahí el problema.

Y es este, creo, realmente el problema de lo que llamamos dopaje. Si hemos podido observar que, realmente, el anhelo de mejora es algo manifiesto en el deporte (como en todas las facetas humanas) y que esta mejora se observa en la mejora del calzado deportivo, de las instalaciones, de las dietas, los suplementos alimenticios, el acceso a doctores... Quizás lo que nos moleste es que haya cosas que queden a la sombra: que alguien se pase de la ralla. De lo que marca el reglamento.

Y es así como vuelvo al ciclismo. Nadie puede ser tan forofo, como he observado en algún foro deportivo estos últimos días, y decir poco menos que Lance Armstrong era un mindundi del ciclismo porque se dopaba. Vamos, como si las transfusiones mismas hubieran ganado etapas. Podemos cuestionar su calidad humana en cuanto ha sido un mentiroso reiterado. Pero no podemos obviar su esfuerzo en todo momento. Las mejoras eran trampas en este caso, pero no cualquiera hubiera podido ganar 7 tours. Pero, es más, si buena parte del mundo del ciclismo está bajo la sospecha del dopaje, y muchos ya están cazados, quizás  Lance Armtrong no poseyera una ventaja tal sobre muchos de sus competidores. O sí. Quién sabe. Pero no debemos caer en lo fácil de acusar o criticar a todos los ciclistas. ¿Son todos malos deportistas?, ¿En otras disciplinas son más buenos? Quizás en otros deportes no veamos tantos escándalos porque ni el reglamento es el mismo a nivel de severidad, ni sea necesario sobrepasar este reglamento para conseguir los objetivos pretendidos. En esta situación cabe plantearse dos alternativas:

Si el ciclismo, podemos decir, es un deporte muy duro debido a la exigencia que los ciclistas cumplen en las difíciles etapas que incluyen puertos de montaña muy exigentes, hasta el punto de que muchos se ven impelidos a recurrir a ayudas ilegitimas:

1) O bien autorizamos todas aquellas prácticas (siempre y cuando no se sepa que perjudican a la salud)que hoy en día se consideran dopaje en el ciclismo para dotar de acceso universal a las mismas y que, por tanto, no constituyan una mejora en régimen competitivo sino simplemente una mejora en cuanto a reducción del esfuerzo.

2) O bien, si porque consideramos depravado realizar esto o, especialmente, porque la autorización de estas prácticas pone en franco riesgo la salud de los ciclistas, modificamos las pruebas con el fin de rebajar la exigencia a la que son sometidos estos deportistas para amortiguar el esfuerzo.

En definitiva, la cuestión que nos debería hacer discernir entre dopaje y mejora es, realmente, la diferencia de acceso y su reglamentación. Pues la mejora deportiva no rehuye de ningún deporte profesional (e incluso amateur) ya que no es sino una extensión de nuestro anhelo de mejora para con todo.


Alex Mesa

22-01-2013

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