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Siempre he sido bastante reticente a los simplismos. Por eso no me ha gustado ver nunca la política como, simplemente, una lucha de poder, pese a que, sin duda, ésta existe. Forma parte de nuestra cultura de herencia indoeuropea, ver batallas en todo, pero, probablemente, por esta misma condición de indoeuropeos, quizás, también hemos insertado estas "batallas" por doquier.
Siempre he sido bastante reticente a los simplismos. Por eso no me ha gustado ver nunca la política como, simplemente, una lucha de poder, pese a que, sin duda, ésta existe. Forma parte de nuestra cultura de herencia indoeuropea, ver batallas en todo, pero, probablemente, por esta misma condición de indoeuropeos, quizás, también hemos insertado estas "batallas" por doquier.
Pese a todo, la política tiene, sin duda, un componente social, más o menos altruista, que, no obstante, da la sensación de estar siendo poco cultivado. Y, al final, acaba uno cayendo en la cuenta de que el poder es más significativo: porque está donde no te lo esperas.
Poder mentir es, por ejemplo, un poder. Un poder del que, los políticos, no temen hacer uso en España. Te dicen que los salarios no están bajando, que el precio de la electricidad no está subiendo, que el cine no es más caro, que los medicamentos no cuestan más dinero... Todo esto ya va más allá del maquillaje/eufemismo de la verdad que se produce en política habitualmente. Mienten deliberadamente, y lo hacen a sabiendas de que no van a poder engañar a casi nadie. Aunque quizás el "casi" les compense, pensarán algunos. Pero no lo hacen por ello. No. Simplemente, lo hacen porque pueden. Porque poseen ese poder. Y no lo ven como limitado. Porque se conocen todos los resortes del status quo, del régimen establecido. Y no temen porque éste se rompa. Por eso pide sacrificios quién es verdugo y no ejemplo. Es decir, quién se beneficia de ellos o, como mínimo, quién no debe hacer sendos sacrificios en ningún caso.
CC; Imagen de dominio público (fuente: www.clker.com) |
Te dicen así que "tener una aventura en el extranjero" (que no emigrar), puede ser la mar de provechoso. Que una educación pública debe ser elitista. Que la sanidad no sólo puede ser objeto de negocio, sino que es conveniente que así sea. ¡Qué asco de lo público!
Las cuerdas elásticas, por su propia condición, se pueden estirar bastante. Más de lo que uno, habitualmente, imagina. Aguantan muy bien. Pero también se rompen. También tienen límite. El status quo no es garante del futuro, como no fue en el pasado. Y las conciencias se despiertan.
A ustedes, señores políticos: los ciudadanos ya sabemos que tienen el poder de mentir, no se lo reprochamos. Pero es un poder con límites. Reír es bueno, reírse de los demás, no demasiado. Y reírse de la mayoría: poco inteligente.
Nota: Está permitido reproducir parcial o totalmente este artículo siempre y cuando se cite la fuente (la dirección web) y el autor original. Queda prohibida la venta o utilización de este artículo con fines económicos sin previa consulta al autor.
Alex
Mesa
15-01-2014
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