Disculpad las molestias. En las últimas semanas no me ha sido posible actualizar la web y redactar nuevos artículos. Espero poder seguir manteniendo la columna semanal, a partir de ahora.
Sobre algo ligado con lo que significa disculparse, quería escribir en esta ocasión.
Pese a su arraigo cultural, la culpa se manifiesta, no obstante, necesariamente como un sentimiento. Comento lo del arraigo cultural porque, al menos la sociedad occidental, ha convivido con la culpa como algo que estaba "ahí".
El cristianismo representa una expiación respecto a la culpa del pecado original y una vía rápida hacia la redención pero no hacia la exculpación: el sentimiento de sentirse responsable de algo es algo interior que no es lavado simplemente porque sea perdonado. Quizás esta visión pudo llegar a ser paralizante y obsesiva. Ahora estemos, quizás, en el lado opuesto.
Pero decía que, al fin y al cabo, la culpa se manifiesta siempre como sentimiento de culpa. Es una emoción. Siempre hay una motivación para este sentimiento pese a que, como tal, no funcione bajo parámetros lógicos-matemáticos (lo cuál no quiere decir, en absoluto, que sea irracional, ni mucho menos). Que haya una motivación para sentir o padecer este sentimiento no quiere decir que pueda ser siempre evitado. En la mayoría de ocasiones el "obrar bien" o no, no es cuestión absoluta de "blanco o negro" sino relativa a las posibilidades que a uno se le ofrecen o, más concretamente, a las posibilidades que le de a uno tiempo de visualizar. Las buenas intenciones se presuponen (aunque no siempre estén detrás de cada acción). Pero esto no excluye que, finalmente, se produzca un daño y, aunque este se produzca de una manera involuntaria, es totalmente sensato sentirse mal por ello. Sentirse culpable.
CC; Imagen de dominio público (fuente: www.clker.com)
¿Por qué digo todo esto?
No quiero teorizar mucho más. La cuestión es clara: todos quieren expiar su culpa.
Cuando alguien que, por ejemplo, está representando a otras personas, acaba ocasionando a éstas un agravio, los agraviados no deben suponer mala intención. Pero es que no hace falta. No por ello dejan de ser culpables aquellos que producen el agravio.
Uno puede sentirse culpable por haber priorizado deliberadamente su propio beneficio a costa del prejuicio de otros pero, también, puede sentirse culpable por haberse equivocado. Esto no es excluyente. Y la culpabilidad aquí equivale a asumir responsabilidad. Porque, si nos afanamos en ser libres o pretendemos serlo, somos responsables.
Si alguien se ve forzado a contradecir sus ideas, tiene opción: puede marcharse. O puede contradecirlas. O ambas cosas (en orden inverso; se entiende). Pero debe responsabilizarse de lo que hace. No puede simplemente excusarse en las circunstancias y creer que esas mismas circunstancias le dan legitimidad moral para obrar en contra de sus principios y no sentirse mal por ello.
Creo que se entiende. Edipo se cegó a propósito para no continuar viendo el horror que, sin querer, había provocado. Se responsabilizó de un acto del cuál no tuvo responsabilidad consciente. Se responsabilizó extremadamente. Nunca supo que se había casado con su madre, ni que había matado a su padre, pero cuando lo supo, cargó con ello en sus hombros.
No se trata de llegar hasta el extremo de Edipo. Pero hoy en día, quiénes hacen y deshacen en nuestro nombre, que sepan que no pueden estar cómodos. Cuando obran en contra de lo que prometieron, de lo que creyeron o de lo que los demás esperaban, están traicionando a los demás y a ellos también. Y son responsables.
No puedo ni quiero juzgar que debe significar ser responsables. Que consecuencias debe ello tener. Pero si exijo que asuman la culpa. Que den un paso al frente y admitan su fracaso, su culpa. Y, por favor, que no duerman tranquilos pensando en lo que les impidió hacer lo que decían: porque siguen siendo culpables.
Alex Mesa
11-04-2013
Nota:
Está permitido reproducir parcial o totalmente este artículo siempre y
cuando se cite la fuente (la dirección web) y el autor original. Queda
prohibida la venta o utilización de este artículo con fines económicos
sin previa consulta al autor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario